En muchos entornos en los que vivimos, hay situaciones que nos hacen tener miedo, de ser juzgados, de no ser aceptados, de ser criticados o excluidos. En Jesús encontramos una propuesta de amor y aceptación que es tan ilusionante, porque aquellos que creen en El son salvos. El miedo a perder la salvación ya no es necesario. ¿Entonces que pasa con todo lo que hacemos mal? ¿Da igual equivocarnos y tomar decisiones que a Dios no le agradan? Lo más sorprendente de la salvación es que no es por obras, sino por gracia, por tanto, todos los que han creído son hijos, para siempre, salvos porque Jesús tomo nuestro lugar. Entonces nuestra salvación no esta en juego, pero todo lo que hacemos que no le agrada (pecados), ponen en juego el propósito de de Dios para nuestras vidas.