La limpieza y la higiene son parte muy importante de nuestra vida y también de nuestra salud. Asistir a una escena como la que vivieron sus discípulos, cuando Jesús les lavo los pies, tuvo que ser tan increíble, porque el mismo Dios estaba haciendo la tarea asignada al sirviente de más bajo rango. Pero Jesús nos muestra de una manera tan práctica, como todos aquellos que creen en el han sido limpiados para siempre. Quizás se manche los pies del polvo del camino, de los errores, equivocaciones y un montón de situaciones que todos vivimos. Pero aquel que a sido limpiado una vez y para siempre, puede agradecer tan increíble muestra de amor, perdón y aceptación en la familia de un Dios, que nos muestra con su manera de hacer, como nada supera al amor tan extraordinario por nosotros. Algo que recibimos por gracias, sin merecer y que implica a nuestra eternidad.